Hablemos de Excelencia

Hoy despierto como todos los días. Me incorporo aún somnolienta, doy gracias a Dios por el nuevo día y enciendo la luz para que mi cuarto se ilumine. Al revisar lo que voy a vestir hoy, lo primero que veo es mi uniforme, en el mismo lugar que lo acomodo, para que me vista inmediatamente después de bañarme, así me cuesta menos trabajo despertarme.

Sobre el lado izquierdo de mis prendas de vestir, está el logo de mi escuela que pocas veces lo leo y que dice “Excelencia Académica con Calidad Humana”.

Pocas veces lo leo, a pesar de que lo tengo pegado a mi cuerpo gran parte del día.

Qué significa eso… si reflexiono un poco tal vez encontraremos que eso, es precisamente lo que hago todos los días:

• Levantarme y agradecer por la oportunidad de seguir viviendo.

• Tomar en cuenta mi cuidado personal.

• Generar un proyecto de vida

• Agregar una pizca de pasión a todo lo que hago.

Hace tiempo durante una clase escuché a uno de mis profesores hablar sobre este tema. Al principio creí que el lograr la excelencia, implicaba hacer un doble esfuerzo o un trabajo extraordinario el que debía poner todo mi empeño, pero comprendí, a medida que seguía con su discurso, que es solamente hacer lo que hago todos los días, pero consciente, de que la excelencia no se alcanza con lo que viene del exterior, sino de lo que cada uno de nosotros trae en su equipaje y lo construye como algo especial para cada día.

Aprendí que la excelencia de la que habla nuestra escuela es hacer lo que a cada uno le toca, lo que construyes para tu propia vida, lo que dejas en las personas con las que convives.

A ti, que te tomaste el tiempo para leer esta parte de mi vida, de mi “hoy por la excelencia”, te invito a construir tu propio día, tu proyecto que te permita alcanzar las metas que te propongas, pero, sobre todo, que construyas un día a día para ser feliz con lo que haces, luchar por tus ideales, despertar, vivir, sentirte pleno…